Las aves desafían toda la legislación del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, del Organismo Autónomo de Parques Nacionales y del mismísimo Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.
Desantendiendo las abundantes señales de perímetro que rodean el parque, garzas imperiales, espátulas, garcillas bueyeras, cangrejeras, garcetas grandes y otras especias más, realizan constantes y periódicas escapadas fuera del límite de protección.
¿A qué se debe tan maño acto de rebeldía y desorden? Una de las posibles explicaciones es que no reconozcan las señales, ya que éstas están puestas para ser vistas desde fuera del parque y no desde dentro, o simplemente sea una manera de reclamar la ampliación del parque, con movilizaciones reivindicativas.
La vedad es, poniéndonos ya serios, que este verano, nos hemos “hinchado” a hacer avistamiento de garzas y alguna que otra feliz sorpresa, en un lugar a escasos cientos de metros del límite del parque. Y es que las aves no entienden de lineas. Este espacio esta en la zona llamada “Pata Gallina”, se llama así por que la confluencia del río Cigüela (uno de los ríos que forma el encharcamiento de las Tablas) con el arroyo de la Madre Chica, tiene la forma que deja la pisada de una gallina en el suelo. No nos rompemos mucho la cabeza para poner topónimos por aquí, ¿verdad?
Este espacio esta a escasa distancia del parque, en una de sus extremos más alejados de la zona visitable. Como ecosistema es similar al ecosistema de tablas fluviales, que es el que configura el parque nacional. La clave para haber sido un imán para las garzas, y también para nosotros por añadidura, es que al ser una zona donde las aguas del río Cigüela y el arroyo de la Madre Chica salen de los canales que hacen que discurran a mayor velocidad. De aquí sus cauces pasan a amplias llanuras de inundación de cientos de metros de anchura, donde esta velocidad descienda casi hasta el mínimo. También se une que estas aguas empiezan a tener muy poca profundidad y, amplios espacios abiertos, lo que es ideal para la alimentación de estas especies de garzas.
No podemos por menos, que estar agradecidos con el impresionante espectáculo, al que hemos asistido toda esta temporada, en un espacio que hasta no hace mucho tiempo, era un paraje reservado a las aves esteparias, por su aridez. Por no decir que llegó incluso a sufrir un grave incendio hace varios años, que lo convirtió en un pelado y polvoriento pasto de cenizas. Os dejamos aquí algunas de las imágenes que hemos tomado en este lugar.
- Avefría
- Cigüeña en vuelo
- Cigüeñuela
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